CABEZA, CORAZÓN, MANOS

Tres partes importantes del cuerpo humano; la cabeza, el corazón y las manos. Pero también tres partes que representan más allá que nuestra parte física, también la parte psicológica y sentimental.

Piénsalo, sin la cabeza, ni el corazón, ni las manos no podemos vivir. Son tres partes esenciales para desarrollar nuestra vida, y también nuestros actos. Pero además no son órganos independientes, están interconectados, ya que dejarse llevar por uno solo de ellos podría tener consecuencias imprevisibles.

CORAZÓN = SENTIMIENTOS

El corazón representa a los sentimientos. Hay tantos tipos de sentimientos como personas viven en la Tierra, pero se pueden clasificar en cuatro tipos: alegría, tristeza, miedo, y enfado. Los sentimientos no se pueden controlar. No podemos reprimirnos y evitar sentir, al contrario, tenemos que dejar que fluyan.

Si no reprimimos nuestros sentimientos, los aceptamos, incluso los expresamos con la gente cercana, éstos perderán su poder destructivo, y poco a poco veremos como los vamo asimilando. Pero no podemos dejar que nos guíen en nuestras acciones, sería como si un bebé de cinco meses condujera un autobús.

CABEZA = PENSAMIENTOS

La cabeza es el cerebro, los pensamientos, la capacidad de autocrítica. Debe actúar como puente entre los sentimientos, filtrando su efecto, y ordenando como actúar. Pero también corremos el riesgo de pensar demasiado, depender enteramente de analizarlo todo, lo que nos impediría tomar decisiones rápidas, y limitando nuestra acción.

Debe haber un equilibrio entre el corazón (los sentimientos) y la cabeza (pensamientos), solo así podremos actuar consecuentemente y ser nosotros mismos. Hay veces que nos tenemos que dejar llevar por un sentimiento, por una intuición, y otras analizar los pros y las contras de una decisión.

MANOS = ACCIÓN

Y las manos representan la acción. La consecuencia de nuestros sentimientos y pensamientos, es la parte visible y la que nos permite progresar y avanzar. Sin ella seríamos «vegetales». Para ejecutar nuestras acciones tenemos que estar seguros de nuestras decisiones. Es complicado, pero tengamos en cuenta que si aún así actuamos según hayamos pensado, o sentido, tarde o temprano ganaremos en seguridad.

Por otro lado, repetir una acción cada cierto tiempo consigue que se convierta en «hábito», y al convertirse en hábito realiza la dirección inversa, pasa por nuestra cabeza, se convierte en pensamiento, y al final siempre llega a nuestro corazón y se transforma en un sentimiento.

Y una vez que se ha convertido en «hábito» nos ayuda a convertirnos y transformarnos en otra persona, de ahí que siempre tenemos que saber cuales son los «buenos hábitos» y los malos «hábitos».

No podemos actuar sin pensar, o sin sentir, es imposible, aunque a veces parezca lo contrario, por eso la conjunción de las tres partes: pensamiento, sentimiento y acción, nos ayudará a desarrollarnos en mejores personas.

Por otro lado os recomiendo unos libros que hablan del tema y son bastante interesantes.

   

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